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Su nombre era Waclaw Kozminski. Fue un Capuchino polaco, fundador de 26 (sic) Congregaciones religiosas de diverso alcance y con misiones variadas.
Nació en Biala Podlaska, Polonia, el 16 de Octubre de 1829. Falleció en Noviembre de 1876 en Plica. De familia cristiana, abandonó la práctica cristiana en sus estudios en Varsovia. En 1846 fue acusado de enemigo político por los dominadores rusos de la Polonia de entonces y a punto estuvo de ser ejecutado. En la cárcel, en Agosto de 1846, se convirtió y puso su ingente creatividad al servicio del bien.
En 1848 ingresó en el Noviciado Capuchino. Fue ordenado sacerdote en 1852. Se dedicó a la docencia en su Orden. Fue Superior en Varsovia.
En 1895 fue encargado en su Orden de cuidar y orientar a los franciscanos de los territorios dominados por Rusia. Se relacionó con muchos grupos de oración y con almas selectas.
En la Revolución antirrusa de 1863 se acusó a los religiosos de enemigos del Zar y se decretó su extinción. Encerrado en el Convento de Zakroczym y luego en Nowe-Miastro, luchó contra el ateísmo al mismo tiempo que contra los abusos.
Promovió grupos de seglares defensores de la religión. Y, desde su confesionario, inspiró diversidad de grupos religiosos clandestinos que luego se fueron transformando en familias religiosas para atender a las más diversas necesidades sociales.
Los signos comunes de sus grupos eran, y siguen siendo, la vida escondida y laboriosa, el servicio apostólico, la normalidad en trabajo, apareciendo como seglares piadosos, pero cumpliendo las normas de vida espiritual más exigente. Fueron aprobados en 1889 por el Decreto "Ecclesia Catholica" de la Sta. Sede y se mantuvieron a pesar de las dificultades sociales y políticas de todo tipo.
En 1908 tuvieron dificultad para ser reconocidos como religiosos los miembros de grupos que vivían en el mundo. El Fundador hizo lo posible para reclamar comprensión y autonomía para sus intuiciones e instituciones.
Antes de morir alentó a los suyos y anunció que vendrían tiempos peores en los que tendrían que vivir la persecución. Así sucedió con el comunismo. |
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